Aliens: Salvación

¿No renunciarías tu fe si te enfrentases al demonio?

Al igual que hice cuando os hablé de Redneck (link aquí), me gustaría empezar esta reseña aclarando que, tal como me pasa con los vampiros, no soy especialmente fan de la saga Alien. Ni siquiera he pasado de la segunda película por más que lo he intentado. Los diseños nacidos de la mente enferma de H. G. Giger para Alien, el octavo pasajero, unos diseños tan inquietantes como atractivos, siempre me han fascinado y despertado mi imaginación. Pero ya está, mi admiración por este personaje y su mitología acaba ahí.

O eso pensaba yo. Todo cambió cuando descubrí que, de entre todos los subproductos, artículos de merchandising y demás derivados, había un cómic de Alien dibujado por uno de mis artistas fetiche: James Stokoe (podéis leer la reseña que le dediqué a dicho cómic aquí).  Dado que lo que me atrae de Alien es fundamentalmente lo visual, aunque el terror al vacío y a lo incomprendido son subtextos que también me inquietan, y que están bastante presentes en la película original y en algunos de estos subproductos; no sorprendo a nadie diciendo que compré ese cómic exclusivamente por el apartado gráfico del maestro inglés. Y es que, ¿quién mejor que James Stokoe para hacer una historia ilustrada de Alien? Bueno, vale, probablemente Daniel Warren Johnson (por favor Marvel, haced que esto pase ahora que tenéis los derechos). Pero salvo esta excepción, cuando leí Aliens: Órbita Muerta, no se me ocurría nadie mejor para ilustrar Alien. Entonces descubrí que había una historia de Alien dibujada por no otro que Mignola, y es la que nos ocupa en esta reseña: Aliens: Salvación.

Quizá más sorprendente aún fue descubrir que esta historia que, nuevamente compré únicamente por el apartado visual, la escribe nada más y nada menos que Dave Gibbons. Sí, ese Dave Gibbons, el que dibujó cierto cómic crepuscular sobre los superheroes, el fin del mundo, la Guerra Fría y un calamar gigante que cae sobre Manhattan. No sé si os suena. Desconozco si antes de esto había guionizado algo más, pero he de decir que cumple con nota. Se nota que ha trabajado con el mejor, y está claro que algo se le ha pegado, para bien y para mal. Es decir, la historia está muy bien estructurada y conjuga a la perfección temas a priori tan distantes como pueden ser la trama de Aliens con la fe cristiana. Ha aprendido mucho y muy bien de Alan Moore como guionista, pero por mucho que se esfuerce (y creedme, se esfuerza) no es Alan Moore, nadie será nunca Alan Moore. A lo que voy es a que al final acaba siendo un poco redundante por intentar dotar al cómic de una pomposidad y una grandilocuencia a las que, sinceramente, la historia no llega. Personalmente no creo que sea una historia más interesante o mejor estructurada que el Aliens: Órbita Muerta de Stokoe. Quizá sea ligeramente más original, al introducir la temática religiosa en el universo Alien. Pero es una historia mucho más torpemente narrada en un intento por parecer más elevada. 

En esta obra, se nos habla de la fe, del infierno, de la humanidad, pero al final parece más una excusa para, a una historia plagada de acción, dotarla forzadamente de un mayor trasfondo. Parece que a Gibbons se le llena la boca con tanta grandilocuencia, y al final acaba por masticar más de lo que puede tragar. Es normal, pues no deja de ser una historia de apenas 60 páginas. Creo que por eso, es más de alabar todo lo que hace bien en un espacio tan reducido, como son doblegar el ritmo narrativo a lo que necesita contar en cada momento, las secuencias oníricas o directamente las últimas 8 o 10 páginas del cómic, que no pueden molar más. Mejor quedarnos con eso, que no analizar en detalle qué podría haber salido mejor.

De todas formas, no hemos venido aquí a hablar del guión, a este cómic se viene por el dibujo del santo padre Mike Mignola. ¡Joder, qué guapo está verle dibujar aliens! Sí, en plural, y algún otro… ser… que no os quiero desvelar, pero que los más fans de la saga reconoceréis sin problemas. Ya que si estoy comparándolo con la segunda entrega y no con la primera, por algo será. Y quien quiera entender, que entienda. Mignola tiene como apoyo las tintas de Kevin Nowlan y el color del artista californiano Matt Hollingsworth. El primero haciendo lo mejor que puede hacer un entintador de Mignola: pasar desapercibido, respetar los bloques de negro y hacer que las magistrales líneas de Mignola brillen con luz propia. Bueno, o impropia, porque (al igual que pasa en el 80% de los comics de Hellboy), la luz la pone el impecable color de Matt Hollingsworth. Da igual qué obra esté coloreando, siempre sabe hacerlo de la forma que mejor encaja con el tono de lo que se está contando, narrando verdaderamente con el color. Una prueba más de por qué es uno de los mejores coloristas de la industria. En mi honesta opinión, si no fuese por gente como Matt Hollingsworth o Dave Stewart, Hellboy no se habría convertido en una lectura de cabecera para prácticamente todo aficionado al cómic, y a pesar de ello parece que siempre caen en el olvido, ocultos por la larga y densa sombra de Mike Mignola.

Tengo la extraña sensación de que la mitología del Alien, de la que me niego a reconocer que genuinamente me interesa, ejerce una especie de atracción invisible que me arrastra hasta este tipo de obras complementarias de la historia que en su día compuso Ridley Scott, y a la que tanta gente ha metido mano después. Sin duda, Aliens: Salvación es un cómic para los muy amantes de la saga, pero el atractivo principal sigue siendo el arte de todo un genio del medio como es Mike Mignola. Lo que puede hacer que esta obra llegue a mucha más gente que, como yo, acabe descubriendo que Alien le gusta mucho más de lo que está dispuesto a admitir.

Ficha técnica

Título originalAliens: Salvation
AutoresDave Gibbons, Mike Mignola, Kevin Nowlan, Matt Holingsworth
EditorialNorma Cómics
Fecha de publicaciónAbril 2016

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