Hola, me llamo Berta y soy adicta
Cuando pensamos en la palabra adicción a todos se nos pasa por la cabeza lo mismo: los drogadictos. Esa imagen tan noventera ─ aunque está volviendo a ocurrir ─ de gente tirada por las calles con la aguja en el brazo. Pómulos salidos, mejillas hundidas, ojos saltones, estropajo por pelo… la cara de la adicción. Pero la adicción tiene muchos rostros. Y no, no me refiero al juego, el tabaco o el alcohol, que también. Os hablo de que todos somos adictos. Todos. Sí, sí, no gires la cabeza que te hablo a ti.
Lo primero en lo que me voy a centrar es en las drogas legales. Pensaréis que hablo de alcohol y tabaco, pero no. Os hablo como farmacéutica. ¿Cuántos estuches de paracetamol, ibuprofeno u omeprazol tienes acumulados en casa? Tal vez no he dado justo con el medicamento que te obsesiona, pero mi experiencia me dice que la mayoría abusa de la medicación. Ante un débil dolor ya estamos tomando algo. Y hay cosas más graves como ansiolíticos o pastillas para dormir. Yo soy una de esas personas a las que un día le recetaron algo para una temporada y pasaron los años y ya no puedo dormir sin tomarlo y que, por tanto, me convertí en dependiente de ello. Eh, pero que es una droga legal, no soy adicta…. Mentira. Esto no os parecerá muy grave, pero si habéis visto la serie de HBO Euphoria habréis podido ver cómo puede destrozar a algunas personas un simple ansiolítico, ya que se pasan la vida buscando volver a sentir esa calma.

¿Aun no os habéis sentido identificados? Pues os diré algo de lo que no se escapa nadie. La adición al teléfono móvil. Ahora es cuando un listillo dice que él no usa WhatsApp. Puede que justo eso no, pero quién es libre hoy en día de mirar redes sociales o algo de lo que cada vez somos más dependientes, Amazon. ¿Qué pasa si te dejas el móvil en casa? Pues que el ataque de ansiedad es fino y te llenas de pensamientos tóxicos. ¿Y si se me pincha una rueda del coche? ¿Y si le pasa algo a mi madre y no me localiza? Venga hombre, justo ese día le va a pasar algo a tu madre… ¡Ay! Antes vivíamos sin móviles y sobrevivíamos. Sí, yo viví esa época. Mis sobrinos me miran como si fuese un fósil cuando les cuento que cuando yo era pequeña no existían ni los móviles, ni las tablets.
Supongo que más allá de sólo los teléfonos, somos adictos a Internet. Nadie se libra de esto. Ya sea Instagram, TikTok, aplicaciones de compras, ToxicTwitter… Todos pecamos de alguna de estas cosas. TikTok fue quien creó esa nueva droga que son los vídeos cortos que hacen que te rías y desconectes el cerebro. Yo personalmente me pongo a ver reels en Instagram y me olvido del mundo. Pero, en fin, lo realmente malo es cuando esta necesidad impide que vivas la vida real. Cuando un amigo se pone a mirar el móvil cuando estamos juntos, me entran instintos asesinos. Cada vez somos personas más digitales y menos reales, que vivimos más relaciones online que apreciando a la gente que nos rodea… Yo, gracias a Dios, puedo decir que de todo lo malo que os he hablado hoy, de esto me libro.

No todas las adicciones son malas. A veces, son necesarias en algunos momentos de la vida. Ahora es cuando os hablo de mis penas, sorry. Cuando a mi madre le diagnosticaron cáncer de pulmón – no fuméis que de esto no os libráis – necesité una vía de escape, que encontré en videos de coreanos bailando. Verlos bailar, oírlos cantar y observar cómo hacían tonterías, me ayudaba a sobrellevar mi situación. Por eso estaré eternamente agradecida a esta obsesión/adicción que tengo. No sólo emocionalmente se ha convertido en un apoyo, sino que también estoy aprendiendo a hablar coreano y mi mente se está abriendo a otras culturas que desconocía y son ricas en arte, gastronomía, música y cine. Por tanto, ¡viva mi adicción!
Y, después de mis chorradas, me voy a centrar en el cómic que he venido a reseñar. No os he contado todo esto porque me haya dado la gana, sino porque de todo esto y mucho más, trata la obra. Son muchas historias que se entrelazan sobre todo tipo de problemas de dependencia, que están contadas de tal forma que recuerdan mucho al estilo de narración de la serie Black Mirror. Personalmente, esta lectura no me ha dejado indiferente. Fue terminar de leer y darle vueltas a mi vida, a la sociedad en la que vivimos y a todo lo que somos adictos, sin ser consciente de ello.
Para terminar, estoy muy agradecida a los editores de Grafito, Guillermo y Yolanda, por haberme puesto en las manos esta obra en el Festival de Cómic de Úbeda, ya que no sabía hasta ahora, cuanto necesitaba leerla. PD: gracias por los regalitos: marcapáginas y láminas de perretes de Fonollosa.
Ficha técnica
Título original | Adicción |
Autores | Josep Busquet, Pedro J. Colombo, Aintzane Landa |
Editorial | Grafito Editorial |
Fecha de publicación | Octubre 2019 |