Outcast

Cuando las posesiones pasan al siguiente nivel

¿Qué es la maldad? ¿Es algo con lo que los seres humanos nacemos predispuesto a ello en nuestros genes o es algo que aprendemos y desarrollamos a lo largo de nuestra vida? A menudo, querido lector, en mi cabeza ha rondado esta reflexión, y seguramente no sea el único. Seguro que tú mismo has pensado en ello. En algún momento de nuestras vidas todos hemos realizado algún acto de maldad de alguna forma que ni imaginábamos que podríamos hacer, como si escapara a nuestro control, como si algo en nuestro interior se apoderara de nuestro ser e hiciera o deshiciera a su antojo. Es decir, como si por unos breves minutos nos hubiera poseído un ser maligno que nos convirtiera en alguien al que no reconocemos. Se sincero contigo, aunque no nos conozcamos, reconocer que alguna vez hemos sido malvados es incluso hasta liberador y sano. El camino contrario es aún peor, pues no hay peor maldad en el mundo que creer que los actos que hacemos son siempre bondadosos. Las mayores atrocidades cometidas por el ser humano no están realizadas por villanos de película o de cómic, sino por gente que creía que su verdad era el bien de todos, ya sea por motivos políticos o religiosos.

Y hablando de la religión, ¿qué hay de ese punto de vista del cielo y el infierno? No sé si eres creyente o no pero seguro que has crecido al amparo de la idea de que los demonios existen y que el mal sale de algún sitio caluroso y oscuro en algún lugar horrible del cual debes escapar toda tu vida siendo dueño de tus actos. ¿Puede ser real que la maldad este conectada? ¿Qué cuando cometemos alguna malicia es esa oscuridad la que nos envuelve y nos hace sacar todo lo malo que tenemos? Es de esta idea religiosa de donde sale el concepto de las posesiones infernales que tanto hemos visto en libros y películas como la gran conocida El Exorcista. En ellas siempre suele a ver un alma pura que cambia dominado por un mal inexplicable, y normalmente también muy ruidoso, maleducado y bastante escatológicos. Sin embargo, yo pienso que si un mal así existiera sería más sutil. Preferiría ser silencioso, estratégico y minucioso. Ese mal sumiría a las personas a la desinformación, las pondría unas en contra de otras en bandos de ideales diferentes. También los atontaría con cosas que les hicieran dejar de pensar convirtiéndolos casi en recipientes vacíos. Los dejaría caer poco a poco en enfermedades mentales y emocionales que ahogaran sus vidas y así, poco a poco, losa a losa, se irían alimentando de todo su pesar y su vació absoluto. Mmmm… Te está sonando lo que digo, ¿verdad?

Es con esta idea con la que Robert Kirkman ha jugado en esta obra que es Outcast, también llamada Paria en España. Con una idea muy original, el autor nos presenta a Kyle Barnes, un hombre que vive en soledad casi absoluta en un pueblo en el cual es repudiado por todo el mundo, menos por su hermanastra, porque fue acusado de pegarle una paliza brutal a su mujer y su hija. Pero este no es el único extraño suceso en la vida de este protagonista, pues de pequeño fue maltratado de una forma horrible durante muchísimos años por su madre, la cual cambió de forma de ser cuando el padre de Kyle desapareció de sus vidas sin dejar rastro. Un día de pequeño le plantó cara a su madre y ocurrió algo extraño puesto que, al tocar a su madre en el forcejeo, una especie de humo negro salió del cuerpo de ella como si de un ente demoniaco se tratara, sumiendo a la mujer en un estado catatónico. La vida de este personaje ha sido un sinfín de desgracias y momentos horribles incluido actos que él ha cometido, lo cual hace que no salga de casa y viva en unas condiciones patéticas, con el dolor de no poder ver a su hija y su mujer. La historia también nos presenta al reverendo Anderson que lleva la iglesia del pueblo. Toda la vida ha sentido que Dios tiene una misión importante para él. Por ello, se ha volcado en esa idea protegiendo a las personas del pueblo incluso en momento que creían que familiares suyos pasaban por una posesión demoniaca. Pero siempre vivió con la culpabilidad de no haber podido ayudar a Kyle cuando era pequeño, puesto que piensa que la madre albergaba al demonio dentro de ella. El camino de estos dos se cruzará comenzando así una lucha por liberar a gente poseída que está apareciendo en el pueblo por alguna razón.

Lo que comienza siendo una historia de terror basada en las típicas posesiones, llena de escenas que de verdad te ponen los pelos de punta gracias al increíble trabajo de su dibujante Paul Azaceta, quien juega con las tonalidades negras de una forma magistral, acaba siendo una trama mucho más elaborada de lo que te puedas imaginar. El concepto religioso pasa a ser sólo una más de muchas posibilidades de las que se están dando para que ese supuesto “mal” este apareciendo en el pueblo. Ir descubriendo, poco a poco, la relación que tiene Kyle Barnes y todo lo que está ocurriendo o le ha ocurrido en su vida es muy intrigante.

Esta historia esta editada ahora mismo en 4 volúmenes de tapa dura, pero los dos últimos bajan un poco el nivel, ya que abandona esa atmósfera de terror para pasar a lo que diría yo que es otro tipo de género. Igualmente es un viaje increíble que te hará meditar sobre muchas cosas relacionadas con todo lo que te he hablado en mis dos primeros párrafos. Por lo tanto, si te gusta el terror acompañado de cierto poso que te hará reflexionar sobre el bien y el mal, esta créeme que es tu obra. Y si eso no es suficiente, tienes el dibujazo que se marca el autor como poseído por el propio Satanás, absorbiéndote en su oscuridad y llevándote a una atmósfera en la que hasta tú sentirás que puedes ser el siguiente.

Y ahora para terminar, quiero transmitirte un pensamiento más que he tenido tras leer Outcast. Siempre he sido un escéptico hacia la idea de las posesiones, los demonios y el mal que se cierne sobre nosotros. Sin embargo, seguro que al igual que yo, habéis pasado una época de esas en que todo sale mal, en las que parece que las cosas malas en tu vida se suceden una detrás de otras. Empiezas a sentir como si una nube negra te siguiera a todas partes, absorbiendo tu felicidad, alimentándose de tus desgracias y tu pesar, y atrayendo así aún más cosas fatales a tu vida, como una espiral que no termina. Hasta que un día algo cambia en tu vida y rompes esa dinámica, como si de todo ese mal que albergaba tu cuerpo saliera y por fin acabara ese cautiverio. ¿Era sólo una sensación o no?

Ficha técnica

Título originalOutcast
AutoresRobert Kirkman, Paul Azaceta
EditorialECC Ediciones
Fecha de publicaciónAgosto 2021

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