Las lagartijas molan, sí… pero cuando tienen pelazo
El hecho de que Kaya sea el título y la protagonista de nuestra aventura, o que de ella dependan en gran medida la solidez argumental y la espectacularidad tanto agresiva como emocional, y que a su vez la historia esté contada a través de los ojos de su asustado y perdido hermano Jin, es uno de los puntos fuertes de la creación de Wes Craig. Consigue, en cierto modo, una doble historia entre lo que se cuenta, cómo se cuenta y todas las dificultades que van sufriendo ambos. Kaya y Jin. Hermanos –o medio hermanos como se encarga ella de recordarlo cuando está enfadada– pero sin llegar a serlo del todo en muchas ocasiones.
Tema este, el familiar, que ayuda a que la cordialidad, o mejor dicho la supervivencia entre ellos –mundo post-apocalíptico/futurista/derrotista mediante– gane puntos en el terreno de lo personal. Una guerra emocional entre ellos mientras libran otra batalla contra todo lo que les rodea. Y no es original, pero se juntan diversos elementos que bien macerados y repartidos por este primer libro consigue que funcione muy bien y que, una vez cierras el tomo, consideres que todo el trabajo del autor norteamericano, tanto en guión, dibujo como en los diseños rocen un nivel muy alto. Todos juntos y por separado. Quizá por esa ajustada sensibilidad humana, quizá por las espectaculares peleas o quizá por ambas.

Si es verdad que esta historia de profecías y elegidos cual Jesucristo futurista mezcla de forma ajustada la tecnología y esa misma creencia profética y primigenia de “magia sí, magia no, quién sabe” junto a esa fe que flota en el aire sin que se entorpezcan o se contradigan –molan la infinidad de elementos que se pueden mezclar en fantasía pero a veces mucho acaba cansando o lo que es peor, saturando hasta llegar a ser cargante–. Aquí, la tecnología es magia y la magia –o la absoluta ausencia o desconocimiento de ella– por ende, algo normal o del día a día mientras ambas luchan –sin hacerlo realmente– por llamar la atención del lector.
El autor de Clase Letal ramifica el «clicheado» –y lógico– concepto de la falta de agua, la destrucción de la sociedad y la supervivencia del género post-apocalíptico a lo Mad Max con una sensación extraterrestre muy a lo John Carter. Una buena elección de diseños –sobre todo las criaturas y monstruos– y una cierta ambigüedad y desconfianza de ciertos personajes para forjar una buena historia que si bien podría funcionar en parte como pequeña batalla dentro de una guerra mayor, acaba dependiendo de hilos que no se desarrollan del todo en pos de un bien mayor: continuar con la historia y aumentar ese halo de misterio que no acaba contándose de un pasado que dio forma a este presente.

Un «de aquellos barros, estos lodos» que va con cuentagotas y no tiene al flashback precisamente como aliado –sino como a un amigo cercano que de vez en cuando aparece– pero eh, hay bastante acción, luchas –siempre bajo el amparo primigenio de los clanes o incluso de reinos con intereses ocultos al más puro estilo Juego de Tronos– que acaban copando la atención. Siempre bastante light y para todos los públicos, cosa que se acaba agradeciendo. Toda una acción que sin tanto ir y venir de personajes aquí, perdería muchísimo y Craig lo sabe muy bien así que no faltan esas altas dosis de sopapos bien contundentes y es que ¿No os había dicho que nuestra protagonista tiene un brazo mecánico con superfuerza del que nadie sabe su origen?
Quién ya conoce al autor de la ya mencionada Clase Letal, sabrá de la plasticidad de su dibujo. Del trazo artesanal que acaba impregnado en las páginas y aquí diría que va algo más allá. Aunque seguramente sea sin intención –o quizá sí, quién sabe– pero en cada capítulo, cada región inhóspita o de espesos bosques que visitan Kaya y Jin junto al devenir de personajes, acaba predominando un mismo color. Pero no unos planos o sin vida, sino colores llenos de expresividad donde destacan muchísimo los verdes y los rojos. Páginas como ilustraciones de cuatro cifras sin saturar la página de viñetas, y todo ello acaba explotándote en la cara.

Kaya no inventa la rueda ni se esmera por destacar por encima de nada ni nadie pero Wes Craig ha sabido elegir un buen batiburrillo de ingredientes para que en conjunto sí formen algo atractivo y digno de ser leído juntos un soporte emocional con el que empatizas sin problemas. Llamadlo experiencia, llamadlo suerte –más lo primero que lo segundo, seguro– pero tiene de todo y todo fluye. Ahora sumadle que pese a todo lo que cuenta y cómo lo cuenta, aún tiene mucho –pero mucho, diría yo– que decir, ¿necesitáis más? ¿A que no? Ya decía yo.
Ficha técnica
Título original | Kaya |
Autores | Wes Craig, Jason Wordie, AndWorld |
Editorial | Norma Editorial |
Fecha de publicación | Septiembre 2023 |