Def con Dos decía, cuida más a tu perro que a tu madre y serás un hombre sabio. No hace falta pasarse.
Una de las cosas que pude hacer al irme a estudiar/vivir a Barcelona y que jamás lamentaré, fue tomar la maravillosa decisión de adoptar a una pequeña bola de pelo gris con ojos azules que, fruto de la casualidad o de un Marc un poco ebrio jugando a arcades, terminó por llamarse Morrigan. Con dicha adopción llegaron ciertas inquietudes, por no llamarlas preocupaciones, pues no olvidemos que adoptar a un peludito no es un juego, es una responsabilidad, y si no se está dispuesto a aceptarla, mejor dejar que otra persona que sí que lo esté se haga cargo de dicha criatura.
El caso es que pasados unos meses y viendo cómo la convivencia con esa pequeña fiera avanzaba, empecé a preocuparme por su alimentación, hasta el hecho de convertirse en una pequeña obsesión (a día de hoy lo continúa siendo con Lucien y Lynn). Cuando se es un cat-daddy novato, te ves expuesto a cantidades ingentes de información que no sabes bien cómo tratar; a qué hacer caso, a qué no, qué es puro marketing o qué no, demasiadas marcas, rango de precios demasiado amplios y datos poco concluyentes que puedan justificar unos precios u otros.
Con el tiempo, aprendes a leer la composición del pienso, comparas ese pienso que tu ajustado sueldo de becario te permite darle a tu peludito, con otro posiblemente el doble de caro, y decides apretarte un poco el cinturón por el simple hecho de que ese otro pienso lleva un porcentaje menor de cereales en su composición base. Toda una odisea en pos de la salud y bienestar de nuevo posiblemente mejor amigui.

Y de todo eso va el tebeo que nos ocupa hoy aquí, de comida para mascotas y de marketing, de reducir costes para maximizar beneficios, de empresas cuyos clientes les importan entre poco y nada, de empresarios sin escrúpulos capaces de lo que sea por unos centimillos de más. De una sociedad de consumo que se canibaliza a sí misma y a sus integrantes sin pensárselo dos veces.
Lo de la mujer del protagonista siendo empotrada por su caniche mutado en un furro púrpura y cicladísimo o los cameos de personajes sumamente arraigados a la cultura popular son sólo herramientas con las que Mister Kern y Antoine Pinson, nos gritan a la cara su punzante e incómoda crítica a una sociedad movida por los márgenes de beneficio, que pone los números por encima de seres vivos.

¿Qué tienen en común Susan Boyle, Maradona, César MIllán, Fidel Castro, un caniche muy cachas y morado y un señor muy gordo vestido de rapero? Si me lo hubierais preguntado hace unos días, os habría dicho, mientras tomaba el café y acariciaba tranquilamente a mi gato, que las drogas durante el desayuno no llevan a nada bueno. Si me lo preguntáis ahora, os responderé que el cómic que nos ocupa hoy aquí, El caso de Alain Lluch. Pero tendréis que ir a vuestra tienda de confianza y haceros con este tebeo para dar sentido a la palabrería de arriba, dado que todo eso es sólo la portada.
Antes de que salgáis corriendo a por vuestro ejemplar, he de advertir de que no considero que sea una lectura recomendable a todo el mundo. Sí que puedo asegurar que no va a dejar indiferente a nadie, por lo que sea, porque te interesen los tebeos con cierto contenido de crítica social, porque te gusten las bizarradas, porque tengas un estómago sensible o bien porque te maravilla el arte con el que está ilustrada la obra. Así que consumid El caso de Alain Lluch bajo vuestra propia responsabilidad. Para mí, un descubrimiento de lo más interesante a la vez que inesperado, un acierto maravillosamente editado por Autsaider Comics, una de las editoriales con uno de los catálogos más potentes de nuestro país y a la que, si por algún casual no teníais en el radar, ya me lo agradeceréis.
Ficha técnica
Título original | El caso Alain LLuch |
Autores | Mr. Kern y Antoine P. |
Editorial | Autsaider Comics |
Fecha de publicación | Marzo 2018 |