Si ya lo decía Freddie Mercury: The show must go on
El pasado 2020 fue un año duro para mí. Me sentí caer a toda velocidad mientras las expectativas de los demás solapaban mis logros y los convertían en medias tintas sin utilidad. Me dejé muchas cosas por el camino, o quizá no quisieron seguir conmigo, y ver el mundo cambiar mientras te toca retroceder hizo que me desmoronara. Me he visto reflejado en muchas de las frustraciones que se viven en este cómic y en ese arduo camino a la liberación. De la purificación del alma en pos de coger las riendas de tu vida y dejar atrás lo que verdaderamente nos sobra y lastra y si algo permaneció perpetuo y constante como ese faro de luz donde refugiarme, fue la música.
Como rezaba el famoso eslogan de Los 40 a finales de los 90 “sería terrible vivir sin música” y no podría estar más de acuerdo con tan tajante afirmación. El que me conoce sabe lo especialito que soy con musicalizar mi vida esté donde esté hasta el punto de ponerme jazz para dormir, el soul de Marvin Gaye para las pocas siestas de las que disfruto o de un atronador gangsta-rap para creerme en el gimnasio, el próximo Dwayne Johnson. De llevar metafóricamente tatuada la famosa canción de SFDK, Fumar Cagando, donde Zatu idealiza el placer de visitar el baño como un acto de santificación casi religiosa, en mi caso musical ¿Se entiende lo que quiero decir? ¿No? Leed de nuevo la frase del slogan de Los 40 y ahí está.

Este Destiny After Youth tiene a la música como hilo conductor y, no sólo estrictamente argumental, sino como un personaje propio para centrar la historia. La música como esa bomba de oxígeno que va hilando la vida de los personajes pieza a pieza. La creación de Belén Culebras nos canta al oído una historia que en realidad son dos. De lo que nos da y nos quita, de lo que nos aporta y nos roba sin darnos cuenta. De la ira y la desesperación y de la esperanza más inapelable, mientras nos introduce en la industria musical sin perderse en detalles ya que si algo destaca es su facilidad de lectura.
Y aunque a veces da la sensación que todo va avanzando de cliché en cliché –y esto no tiene por qué ser necesariamente malo– la autora sabe recrearse en ello dándole esa sensación de necesidad para que la historia funcione y, sobre todo, evolucione con sentido común resaltando un drama autocontenido que no convierte, afortunadamente, en una posible telenovela desmedida con música de por medio. Aquí la música no es la excusa, es la historia, el personaje y el motor y todo gira adecuadamente a su alrededor a buen ritmo.

Como amante de la música más allá de géneros y gustos personales, me parece un acierto total el involucrar de forma directa las letras de canciones que te llevan de la mano viñeta a viñeta y te hacen perderte en ellas como si estuvieras leyendo el mismo guion. Que te grite un estribillo y tanto los protagonistas como el lector se sientan como Bastian y Atreyu en La Historia Interminable, conectados en una misma realidad. Ese detalle me ha parecido sensacional y es un pilar muy sólido que permanece una vez acabas el cómic. Y si vamos más allá solo os diré que DAY está en Spotify ¿A qué estáis esperando?
Pero es que además Belén Culebras no quiere quedarse ahí. No se conforma con eso y se hace una pregunta que de importante tiene un rato “¿Qué hacemos con el color?” Pues lo convierte en canción. Así, literal. La autora le da vida propia al color y le deja escribir la historia libremente con tonos chillones de superación o de negros deprimentes y profundos de decadencia. De tonalidades cósmicas que envuelven las letras en un fulgor transcendental acorde a la evolución personal que trasciende de los personajes. A veces hacia adelante, a veces quizá hacia atrás y siempre conectados entre sí. Admito que hasta me he inventado la melodía para tararear las letras que aparecen en sus viñetas. Palabrita.

DAY es un cómic juvenil de fácil lectura que respira actualidad en sus formas y que tiene un fuerte mensaje universal que habremos leído mil veces pero que es de tal importancia que necesitamos tener presente muy de vez en cuando y aunque entiendo lo que Toteking dice en Gente Tóxica con “Exige tu derecho legítimo a estar triste”, nunca sobra esa personita especial que nos recuerde que todo irá bien y si es con música de fondo –como Worried Life Blues de Eric Clapton y B.B. King que está sonando ahora mismo mientras escribo– mucho mejor. Viva la música y punto.
Ficha técnica
Título original | DAY: Destiny After Youth CD 1 |
Autores | Belén Culebras |
Editorial | Entrelíneas Editores |
Fecha de publicación | Agosto 2021 |