Hold out your hand ‘cause friends will be friends
Jamás olvidaré la primera vez que te vi, yo tan sólo era un niño quien, mientras esperaba el desayuno, se aferraba al viejo televisor de la casa de mis padres, en busca de cualquier canal que pudiera ofrecerme unos minutos de buenos dibujos animados. ¿Cómo olvidar ese primer momento en que tu traje rojo y azul me recordaron a los del equipo de futbol de mi ciudad, el no comprender como podrías expulsar tela de araña de tus muñecas o porque te habías adentrado en una oscura cloaca con el objetivo de enfrentarte a un enorme lagarto con bata de laboratorio? Pero supongo que todo eso y muchos más, es lo que me hizo verte de manera única y lo que te convirtió desde ese día en mi héroe.
Me encantaría decirte que seguí todas y cada una de tus aventuras desde que acabó tu serie de animación, pero por desgracia, eso estaría muy lejos de ser cierto. Porque todavía recuerdo como si fuera ayer, el enorme vértigo que me produjo el ver ese abrumador caos editorial que ha sido desde siempre, la publicación de tus historias en nuestro país y como un confundido y joven yo, se veía desbordado, sin poder contar con la magia de internet para encontrar, un breve resquicio por el que poder comenzar tus aventuras en papel.

Afortunadamente, lo que no pudo entregarme el mundo de la imprenta en aquella época, lo consiguió el mundo audiovisual gracias a no sólo las diferentes series que sucedieron a la primera en la que te vi, sino también a tus grandes películas, protagonizadas por actores de carne y hueso, guardando de cada una de ellas, un recuerdo increíblemente especial desde como una de ellas se convirtió en mi primer DVD pagado con los ahorros de mi hucha o como otra de ellas se convirtió en la primera película que fui con amigos al cine. Lo que tengo muy claro, es que ninguno de esos momentos, podrán llegar a comprarse con aquel fatídico 17 de agosto, en que la casualidad y la fortuna, me llevaron gracias a mi fanatismo por ti, a estar en el lugar y momento adecuados para evitar un funesto destino. Desde ese día, quiero pensar que, en cierta manera, siempre has cuidado de mí y que simplemente me salvaste una vez más aquella tarde que inconscientemente me refugie en un cine para ver tu último largometraje.
Pero, ¡¡¡ayyyy amigo mío!!!…. ¿Pensabas que a pesar de todo esto que te cuento, creías que no iba a caer en el medio que te vio nacer? Cierto es, que tardé más de lo que me hubiera gustado reconocer, pero la aparición de internet y la compra online, consiguieron que por fin decidiera subirme en aquella vertiginosa montaña rusa que dejé atrás de niño, al pensar que esta vez, sí que tenía la altura y el valor suficiente como para hacerlo. ¡¡Y menudo viajecito!! Ya que te he visto pasar desde caer en las manos de guionistas como Strazinsky y Slott, quienes te dieron un fantástico renacer que me recordó todo aquello que amaba de ti, a las historias más rocambolescas guiadas por los los lápices de otros grandes como Ramos, McFarlane, Romita Jr, entre muchos más, quienes siguieron dignamente los pasos de Lee y Ditko.

Podría citar mil y un momentos de tu vida que me hicieron desde llorar, sufrir y alegrarme por ti, al ver que la funesta “suerte Parker”, te halla pisoteado una y otra vez. Pero en lugar de ello, quiero pensar que de todas experiencias que tu pasaste, yo saqué la fuerza para hacer lo que tú siempre has hecho mejor que nadie, levantarte una y otra vez. Aunque por supuesto, sería muy pretencioso decir que sólo Peter Parker fue quien me inspiró, ya que, si algo que tengo claro, es que tu legado ha creado leyenda a lo largo del infinito multiverso de Marvel. Algo que por supuesto, me ha permitido encontrar la misma inspiración en tus versiones del universo 1610 encarnada por el joven Miles morales o la de la tierra 65 representada por la versión alternativa de uno de tus grandes amores, Gwen Stacy. Porque fue en eso momento, cuando descubrí lo que de verdad te hacía tan maravilloso, el hecho de que por encima de quien estuviera detrás, el legado de Spider-man vive en todos y cada una tus diferentes encarnaciones.
Supongo que, con todo esto, lo que estoy intentando decirte es simplemente: Gracias. Gracias por ser una inspiración para mí, por haber sido una de esas historias en las que refugiarme cuando mi mundo se derrumbaba, por maravillarme con tus increíbles historia pero, ante todo, por ser antes, ahora y siempre, mi amigo y vecino.