Aquí, o corres o te comen
Érase una vez, unos niños tiernos y dulces que vivían en una granja, digo, orfanato. Su mundo era perfecto. No tenían padres, pero se consideraban todos hermanos. Vivían en armonía bajo la protección de Madre, su carcelera, ups, quiero decir, su tutora. Su día a día estaba muy estructurado, tendiendo tiempo para jugar y para estudiar. Ejercitar su jugoso cerebro era su prioridad, aunque desconocían el motivo, ya que su destino dependía de su exquisita inteligencia. De vez en cuando, un afortunado era adoptado y recibía una cálida despedida de sus compañeros. Por fin tenía unos padres… o no, como acabarán descubriendo tres de los críos más mayores del hospicio. Emma, Ray y Norman averiguaran que nada es lo que parece y que su acogedor hogar no es más que una central de producción de carne, en la que se crían humanos para alimentar a la población demoniaca que habita en el mundo.
Llegado este punto, he de confesar ser una total desconocedora de este inmenso mundo que es el manga. La exagerada longitud de sus sagas más conocidas es lo que me mantuvo alejada tantos años de ello. The Promised Neverland fue la primera saga abierta, que Joe Runner y Ferran de Zona Zhero consiguieron que empezase a comprar. Al principio me costó entrar, ya que puede resultar un inicio lento, debido a los pensamientos introspectivos de los protagonistas, pero pronto se convirtió en el cómic cuya publicación esperaba con ansias cada mes. Me enamoré poco a poco de esos enanos y ahora que escribo esto, esperando la salida del vigésimo y último tomo, me parece necesario homenajear su viaje porque, independientemente de cómo vaya a terminar esta aventura, ha merecido la pena planear, correr, amar, llorar y luchar al lado de estos pequeños.

El principal motivo que me llevó a engancharme a esta saga y no a otras, es el contraste entre la vida de cuento de hadas que creen vivir los niños con la crueldad de la realidad que se esconde tras los muros de su burbuja. Todo el ambiente es idílico y los críos no pueden ser más adorables, pero, como recomendación personal, os diré que no os encariñéis con ninguno, ya que no dejan de ser comida y van a ser perseguidos, cazados y devorados. Por este motivo, el dibujo te regala imágenes entrañables seguidas de otras de cadáveres despedazados. Sin llegar a ser un gran apartado gráfico, sí es altamente expresivo a la hora de mostrar las emociones de los personajes y, a la vez, es capaz de transmitir esa sensación de excitación irrefrenable en las escenas de acción. Veo necesario destacar los diferentes e impresionantes diseños de los demonios que hacen que sean unos personajes carismáticos e igual de atrayentes que los humanos.
El concepto central puede resultar cruel, ya que ver niños sufriendo no es agradable para nadie, pero no deja de ser un símil con el sistema de producción cárnica que tenemos los humanos actualmente en el que nos alimentamos de bebés de otras especies. En este sentido, recuerda mucho a Rebelión en la granja, novela de George Orwell, en la que los animales destinados a convertirse en alimento generan un plan para escapar de su destino. De igual forma, en este manga deciden enseñar una realidad actual, mostrándonos a los humanos como demonios y a los animales como la forma más entrañable de nuestra especie, con el objetivo de conseguir evocar sensaciones en los lectores y, a la vez, reivindicar de forma subliminal un mensaje de concienciación.

A pesar de la ferocidad del concepto central y de ciertos momentos del guión, lo que más destaca es el sentimiento de unidad de los niños. Las historias que consiguen que te sientas uno más del grupo siempre son especiales. Corres junto a ellos hasta quedarte sin aliento. Tiemblas cuando tienen miedo. Derramas lágrimas cuando lloran. Y, sobre todo, no puedes contener la sonrisa cuando ríen ya que no dejan de ser niños y producen muchísima ternura. Su optimismo, resultado de su inocencia, te llena de esperanza y crees que, por muy imposible que parezca todo, siempre se puede llegar a triunfar. Esto es producto de las charlas motivadoras de Emma, que no tienen nada que envidiar al famoso discurso del presidente de los EEUU en Independence day.
Otro aspecto que destaca de este manga es el uso de la inteligencia. La calidad de la carne se mide en función del coeficiente intelectual de los niños. Este fetiche de los demonios se les vuelve en contra ya que estos críos a pesar de estar en una clara inferioridad física, tienen muchos recursos para mantenerse a salvo. La obra entera es el claro ejemplo de que “más vale maña que fuerza”. Las partes consistentes en trazar las estrategias para vencer a los monstruos son esenciales y numerosas en la historia, ya que destacar la capacidad de raciocinio de estos pequeños es uno de los elementos claves del manga. Además, a pesar de su corta edad, los protagonistas tienen que afrontar duras decisiones y decidir si el fin justifica los medios, obligándoles a crecer antes de tiempo

Podría hablaros de mil detalles de The Promised Neverland, pero creo que es un camino muy singular que debe caminar cada uno en compañía de esos pequeños inmensamente inteligentes. ¿Viven en el mismo mundo que nosotros? ¿Cómo podrán escapar? ¿Cuál es la jerarquía de los demonios? Son algunas de las preguntas que harán que devoréis las páginas, movidos por una necesidad de saber. Eso sí, os recomiendo tomar aire entre tomo y tomo, ya que yo, a veces, al terminar alguno me daba cuenta de que había contenido la respiración durante la lectura y tenía el corazón latiendo a mil por hora. Por último, quiero dejar claro que ver convertirse en adultos a los pequeños inocentes del primer tomo ha sido una experiencia que me alegro de no haberme perdido.
Esta obra fue reseñada por mi compañero Fernando Aguilar en nuestro podcast 1×12 Especial manga con Otaku_gen (link aqui)
Ficha técnica
Título original | 約束のネバーランド |
Autores | Kaiu Shirai y Posuka Demizu |
Editorial | Norma Editorial |
Fecha de publicación | Abril 2018 |