Cause you know I’d walk a thousand miles if I could just see you…
Los seguidores más acérrimos de nuestro podcast sabréis que no es ni la primera ni la última vez que he comentado en nuestros programas mi desafortunada experiencia con el bullying. Una oscura parte de mi vida que, tristemente tuvo diferentes escalas, desde lo simplemente verbal, hasta secuelas físicas de las cuales a día de hoy guardo algún recuerdo y una mancha imborrable en el corazón. Afortunadamente, pude cerrar hace muchos años ese amargo capítulo de mi juventud y, a día de hoy vivo feliz rodeado de personas maravillosas que me aceptan tal y como soy y que me hacen sentir feliz por haberlas conocido. Por eso mismo, en este día en que decimos NO al acoso escolar, vengo hablaros de un manga que trata como pocos esta dura temática.
Seguro que muchos de vosotros habéis tenido al típico compañero de clase quien estaba más preocupado por hacer trastadas, que por estudiar. El clásico “cabroncete”, que por mucho que le regañen maestros y familiares va a seguir haciendo el mal, le caigan los castigos que le caigan o las reprimendas que le suelten. Pues precisamente, ese es el protagonista de esta historia, porque para Ishida Shoya, el aburrirse un sólo día no es algo que entre en su juvenil y despreocupada existencia. Algo que por supuesto, consigue un mayor aliciente en el momento en que Shoko Nishiyama, una chica sorda, llega a la clase del chico para convertirse automáticamente en el blanco de todas sus burlas y vejaciones, hasta que esta acaba por abandonar el colegio. Lo que Shoya jamás hubiera pensado es que las tornas se acabarían dando la vuelta y que, tras la marcha de su compañera, este se acaba convirtiendo en el nuevo objetivo del desprecio de sus compañeros, probando de su propia medicina.

Tras años de sufrir el abuso de todos, este ex-gamberro llega a la preparatoria sin poder confiar en nadie y pasándosele por la mente, la idea de suicidarse para compensar el mal que llego a hacer a sus compañeros y lo mucho que hizo sufrir a su madre, quien tuvo que indemnizar a la madre de Shoko. Pero el destino le guardaría un nuevo giro a este, al volverse a reencontrarse con Nishimiya, a quien promete compensar por todo aquello que le hizo en instituto convirtiéndose en su amigo y ayudando a recuperar el contacto con los compañeros que dejó atrás en la escuela. Así comienza una historia sobre el perdón, el arrepentimiento y la genuina amistad.
Lo que hace Yoshiki Oima, en esta obra es simplemente espectacular. Primero, por entregarnos una metáfora visual increíble, a través de la cual vemos como Shoya se ve incapaz de establecer vínculos, cosa que la autora nos muestra dibujando un aspa en el rostro de las personas que este tiene bloqueadas emocionalmente. Un recurso que, no sólo será el hilo conductor de la trama, sino una metáfora brillantemente ejecutada, que nos dará a entender el corazón del joven en una simple imagen. Por otro lado, esta historia, nos regala un camino de redención que poco tiene que ver con la victimización de este, haciéndote ver que en ningún momento fueron las circunstancias lo que le llevaron a convertirse en un gamberro o realizar cualquiera de los actos de bullying mostrados con absoluta crudeza. Esta obra matiza, ante todo, como él es el único responsable de todo, asumiendo las consecuencias de las elecciones erróneas que tomó y siendo su propio verdugo.

Pero por supuesto, es hora de ver la otra cara de la moneda y hablar de Shoko, quien es mucho más la representación de su discapacidad. Y es que, durante el desarrollo del manga, Shoko se muestra como un personaje que ante todo busca lo que todo el mundo quiere: tener amigos y ser feliz. Lamentablemente, vamos viendo como Shoko ha tenido que luchar contra un entorno familiar hostil y el sentir como, a pesar de la gran bondad que posee, esta no deja de recibir desprecio, siendo el más doloroso el que ella siente por ella misma.
Para cerrar esta reseña, quiero animar a todos aquellos que halláis pasado por este agrio trago de la vida a que conozcáis esta obra, no sólo porque quizás os ayude a cicatrizar viejas heridas del corazón, sino por la posibilidad de poder ayudar a conocidos y familiares que estén pasando por ello y recordarles que no es tan solos. Vencer el miedo es algo difícil, pero más complejo es comprender que la forma de ser de uno mismo no tiene que ser repudiada, ni humillada por nadie y que todo el odio y el rencor que ha recibido una persona de manera injusta, se les devolverá tarde o temprano en forma de genuino afecto.
Recordadlo gente, sed felices y respetad a los demás, sólo así podremos romper el círculo y entregar a las futuras generaciones un maravilloso futuro donde el acoso como tantas cosas, quede relegado al pasado.
Ficha técnica
Título original | Koe no Katachi (聲の形) |
Autores | Yoshitoki Oima |
Editorial | Milky Way Ediciones |
Fecha de publicación | Febrero 2015 |