Conectando realidades
A lo largo de nuestras vidas recolectamos infinidad de vivencias. Estas, suelen recordarse de manera diferente a lo acaecido, ya que nuestra mente tergiversa voluntariamente nuestros recuerdos. Además, se da la paradoja que si el hecho en cuestión es compartido con otra persona, con el transcurrir de los años podemos sincronizar nuestros falsos recuerdos revistiéndolos de manera sibilina, llegándolos a transformar en anécdotas legendarias de lo que nos gustaría haber vivido, en lugar de aceptar una realidad mucho más simple, o quizá, dolorosa.
Uno de los conductores que altera la realidad es el sueño. Si aceptamos esta veracidad incuestionable, estaremos aceptando que no somos dueños de nuestros recuerdos. Esta función recae en manos de un ente o acción automática generada dentro de nuestro organismos, la cual se ocupa de la reordenación de lo vivido. Teniendo esto en cuenta, queda claro que estamos hablando de una entidad o reflejo automatizado e intangible que a su vez forma parte de nosotros, modificando consciente, subconsciente y creando muros en beneficio de nuestro equilibrio mental. Muchos le llaman alma.

Si podemos escapar a lo que entendemos como realidad mediante sueños y recuerdos, ¿por qué no podríamos hacerlo de la muerte? Esta no es más que una sombra que nos persigue desde que cobramos consciencia de su existencia. Una compañera, un parásito que necesita de nosotros para alcanzar su cometido. Al nacer, no somos conscientes de ella, pero a medida que nuestro cuerpo se va marchitando, la aceptamos muy a nuestro pesar. Si lo pensamos bien, morimos porque somos conscientes de ello pero, ¿qué ocurre cuando no lo somos? Damos por hecho que la realidad es aquella que podemos controlar, aquella en la que creemos estar despiertos tomando decisiones, ignorando incluso estar ligados a avatares incontrolables del destino.
Llegado a este punto de reflexión a la que invita Tótem de Laura Pérez, no sería difícil imaginar que los recuerdos de nuestros viajes, como vivencias que son, equivalen a puntos de anclaje a nuestro pasado, los cuales convergen en diferentes realidades debido a la distorsión que hemos creado a partir de un recuerdo primario. Concluimos pues, que de una realidad surgen infinitas.
Laura Pérez reordena todas estas ideas a partir de su arte. Es capaz de dotarlas de una línea argumental equilibrada, abordando saltos en espacio y tiempo, haciéndonos viajar a través de recuerdos. Al mismo tiempo, insufla en la trama conceptos de linaje, utiliza vivencias personales plasmando poblaciones o enclaves específicos. El amor y la tristeza siempre están presentes, sentimientos revestidos con una atmósfera que nos evoca al genio de Calanda, Luis Buñuel.

La autora, viste una marca gráfica magnífica e indiscutible, de la cual ha hecho gala en medios tan importantes como el National Geographic o The Wall Street Journal entre muchos otros. Además, con su primera novela gráfica, Ocultos, consiguió el reconocimiento tanto de crítica como de aficionados ratificándolo con multitud de premios. Sus dibujos se rebelan con una fuerza estética inusual, evocando incomodidad y belleza a partes iguales. En las miradas de los personajes, por las cuales sufro un cierto fetichismo, se aprecia un torbellino de emociones. Conseguir esto con un trazo tan limpio sólo puede estar a la altura de un genio trabajador en su búsqueda de la excelencia. Tótem, una obra en mayúsculas fruto de una autora que ya es un referente.
Para finalizar, me gustaría destacar la fabulosa edición de Astiberri, maquetada con gusto y belleza por parte de Alba Diethelm, que de buen seguro quedó prendada por el arte de Laura Pérez, sabiendo transmitir todo aquello que este libro necesitaba para completar su proceso de creación.
Ficha técnica
Título original | Tótem |
Autores | Laura Pérez |
Editorial | Astiberri Ediciones |
Fecha de publicación | Diciembre 2021 |