La inocencia del nihilismo
El significado del refrán “Nunca es tarde si la dicha es buena”, cobra sentido cuando descubres una obra como Balas Perdidas del Neojerseíta David Lapham. Me acerqué a ella con cautela, atraído por su arte tras ojear algún que otro tomo editado en nuestro país por Ediciones La Cúpula. Además, mi compañero Marc Juberó en Los Invencibles Podcast, me había recomendado esta serie, siendo esto un punto a favor, ya que sus gustos personales en cuestiones del noveno arte suelen asemejarse bastante a los míos.
La sorpresa ha sido total. Desde ya, puedo afirmar con rotundidad, que Balas Perdidas será una de mis mejores lecturas del año. La sensación al finalizar este primer volumen, es que me encuentro sin lugar a dudas ante un referente del género noir en el medio del cómic. Como muestra de ello, ratificando mis palabras, quedó para la posteridad el galardón otorgado a su autor en los Premios Eisner de 1996 al «Mejor Guionista / Artista», además de cinco nominaciones más a lo largo de los años venideros en esta misma categoría.

Es el primer tomo, titulado La inocencia del nihilismo, comprende una serie de historias en su mayoría conectadas entre sí, que se asemejan en su composición al film de Quentin Tarantino Pulp Fiction, aunque sin el toque humorístico.
En Balas Perdidas encontramos el reflejo de la cultura de la violencia y el desprecio por la vida inculcado durante generaciones en la mayoría de los Estados Unidos de Norteamérica. Una forma de vivir que, por desgracia, sigue vigente en parte de su sociedad. Una violencia generada en muchas ocasiones por la precariedad laboral, la droga como principal fuente de ingresos y la falsa sensación de poder que otorga el uso de las armas. Veremos cómo varios de sus protagonistas, en sus diferentes arcos argumentales, son víctimas de este tipo de ambientes, dejándose arrastrar por la corriente hacia una deriva de locura y destrucción.
Es realmente impactante ver cómo el autor recrea un trastorno mental en uno de sus arcos argumentales, utilizando un shock emocional tras ver la escena de un crimen. Es irremediable sentir atracción hacia este ambiente destructivo, el cual invita a vestirte con camiseta imperio y dejarse crecer la barba durante quince días. Es inquietante verse sumergido en un mundo de excesos, bullying, pedofilia, sexo y alcoholismo, donde no se dejan atrás estereotipos clásicos como la eterna mujer fatal, capaz de destruir la vida del más inocente. Todo, aderezado con una pizca de falso puritanismo al más puro estilo estadounidense.

Presiento, que hay muchas vivencias personales reflejadas en esta obra por parte del autor. David Lapham nació en 1970, una época convulsa en las grandes ciudades del noreste norteamericano. Un claro ejemplo, es la ciudad de New York, la cual sufría una gran decadencia, por lo que no es muy difícil de imaginar que su vecina New Jersey, de donde es originario Lapham, emulase sus pasos. Esta gran ciudad atravesó una situación nefasta, fruto de una crisis económica galopante, alta tasa de criminalidad y numerosos problemas con las drogas. Por suerte, New York, con la elección de David Dinkins en 1990 (primer alcalde afroamericano) y posteriormente Rudolph Giuliani, mejoró paulatinamente hasta convertirse en lo que es hoy en día, capital del mundo occidental.
En definitiva, una historia que refleja todo lo malo de una sociedad sin futuro. Una obra que salvaguarda la memoria histórica de un país, mostrándonos un estilo de vida nefasto. Un aviso al uso indiscriminado del poder, la corrupción y la avaricia. Una mirada única, genial e impactante que te atrapa y te envuelve en un mundo no muy alejado del nuestro. Un entretenimiento de alta calidad que no puedes parar de leer.
Ahora que ya lo sabes, no hagas como yo dejando escapar esta magnífica serie durante tanto tiempo. Compra esta maravilla. No te arrepentirás.
Ficha técnica
Título original | Stray Bullets |
Autores | David Lapham |
Editorial | Ediciones La Cúpula |
Fecha de publicación | Noviembre 2005 |