Patinando hacia la madurez
Repasando la historia de los tebeos es fácil ver que el papel de la mujer se quedaba relegado a puestos que se consideraban menores como rotulistas, coloristas… Por supuesto, estas profesiones son tan importantes como las demás, pero por ignorancia, muchas personas consideran que no es así. A lo que me refiero es que, si queremos buscar mujeres guionistas de la primera década del siglo XXI, por ejemplo, pocos nombres nos vienen a la mente. Curiosamente hace poco, se ha anunciado que uno de los autores que más obras ha publicado es Gail Simone. Aun así, muchos de los que leáis esto ni siquiera sabréis quién es. No se ha llevado el reconocimiento ni el respeto que merece su carrera, pero sí está en el corazón de esta lectora. Creo que la lucha de personas como ella ha facilitado el acceso a los guiones a un gran número de autoras de las que podemos disfrutar actualmente. Pero, si pensamos en cuál de todas ellas es la que no deja impasible a nadie que toca uno de sus cómics, esa es Tillie Walden, la cual, a su corta edad, no ha dejado de publicar maravillas.
A pesar de que no fue su primera obra, Piruetas es la novela gráfica que la introdujo en la mente de todos. Puedes haberla leído o no, pero sabes que existe. Y os preguntareis, ¿qué tiene de especial este cómic en concreto? No vais a encontrar en sus páginas nada que no se haya contado, pero sí algo muy personal. La magia reside en que se trata de una historia autobibliográfica y si quieres hablar de algo, siempre es mejor hacerlo de aquello que conoces. De esta forma, Tillie Walden nos abre una ventana hacia su niñez y su adolescencia para mostrar lo que para ella fue crecer.

El título le viene dado porque la escritora hacía patinaje sobre hielo, un deporte bello, a la par que sacrificado. Mientras te muestra las distintas técnicas y saltos, te va deslizando por los momentos de su vida que ella ha considerado clave, siendo el eje central la pista de hielo. He visto esta novela catalogada de muchas formas y no me voy a esforzar en intentar encasillarla. Para mí, esta es una historia de crecimiento, de camino hacia la madurez, de evolución. Mientras las cuchillas marcan el hielo, ella se va descubriendo a sí misma, de una forma calmada, pues así es ella. No sé si recordáis que cuando eres un adolescente todo pasa demasiado deprisa y sólo queremos crecer, olvidándonos de disfrutar de la mejor época de nuestras vidas. Ya que seamos sinceros, es una etapa confusa, llena de lo que por aquel entonces considerábamos problemas y todo es mucho más complejo porque no sabes quién eres. No estas definido, estás aún en fase ameba. En este caso, esa ameba evolucionara a convertirse una de las mejores autoras completas de los últimos tiempos.
Reconozco que mientras patinaba con la señorita Walden no podía evitar recordar la película de Inside Out (Del revés). El fin de ambas es el mismo, mostrar ese paso duro y traumático en el que debes dejar de ser niño y hacerte adulto. Y, a veces, esto te lleva a dejar todo lo que siempre te hizo sentir segura. Tillie Walden y sus patines, yo y mis conciertos de punk. Evolucionar a veces conlleva dejar una parte de ti, porque lo que un día fue tan importante, al día siguiente ya no lo necesitas. Pero dejar algo atrás siempre da miedo. La monotonía es nuestra aliada, es ese lugar donde creemos controlarlo todo. Cuesta dar el paso que te lanza fuera de tu zona de confort, pero para buscar la felicidad a veces es esencial. Es esa parte de crecer que conlleva que tus intereses y pasiones cambian. Pero eso no quiere decir que no eches la vista atrás a esa pista de patinaje o a ese escenario y no sonrías, porque fue un medio para un fin. Te ayudaron a saber quién querías ser y, sobre todo, lo que ya no querías ser.

Así que como os he dicho antes, y por todo lo que he descrito, muchas personas describen esta obra como costumbrista. Lo es, sí. Otros la etiquetan como LGTBI+, ya que la autora cuenta su experiencia con su primera novia y como ocultó quién era, porque Texas no es el lugar más tolerante del mundo. Pero centrarse en sólo una parte de lo que cuenta, no creo que defina con justicia todo lo que abarca este cómic. Esto es mucho más, es una persona contándote sus pasiones, sus miedos, sus traumas. Habla de la sexualización de la mujer, de bullying, de deporte, de sexualidad, del miedo al cambio y de mil cosas más, pero todo con mucha cercanía y naturalidad. Porque al final te está hablando de su vida y todos y cada uno de nosotros podemos sentirnos identificados con muchas de las cosas que narra.
A parte de su capacidad de escribir, si hay algo que la ha hecho llegar donde esta, es la simplicidad de su dibujo. A veces, menos, es más. Su capacidad de crear escenarios minimalistas con sus trazos solemnes y sólidos es una delicia. No se necesitan grandes detalles para generar expresividad en las caras, ni muchos colores para focalizar la atención. Así que, con sus líneas seguras y la tricromía azul, blanco y amarillo, consigue deslizarte por su vida, haciendo alarde de una impresionante capacidad de narración visual.

Para concluir, os diré algo de esta obra que siempre guardaré en mi memoria. A pesar de todos los episodios traumáticos que cuenta, yo me quedo con el placer que describe la autora al patinar cuando no hay nadie, cuando esta todo en silencio. La música siempre ha sido esa sensación para mí. Disfrutar de algo a solas que te crea una burbuja alrededor y te lleva a tu mundo personal, donde sólo sientes paz. Es una sensación que se la deseo a todo el mundo.
Ficha técnica
Título original | Spinning |
Autores | Tillie Walden |
Editorial | Ediciones La Cúpula |
Fecha de publicación | Octubre 2017 |