¡Booyakasha!
Como ya sabéis todos –y me gusta repetir como un señor mayor– el año 2012 supuso el regreso al mundo audiovisual de la franquicia creada por Kevin Eastman y Peter Laird. La venta millonaria de sus cuatro quelonios cayó en manos de Nickelodeon, dando como resultado cinco temporadas de una calidad notable. Tuve la suerte de asistir a la presentación oficial en España ese mismo año gracias al Salón de Barcelona donde conocí a Ciro Nieli, productor, y al mismísimo Kevin Eastman. Ya un año antes, en 2011, habían dado el paso a IDW donde sus cómics fusionaron la oscuridad de sus orígenes y muchísimos elementos de la serie de animación original. La tortugamanía había vuelto a golpe de ninjutsu para quedarse.
Era cuestión de tiempo que las aventuras animadas de Splinter, Leonardo, Raphael, Donatello y Michelangelo a lo largo y ancho de Nueva York con la eterna batalla del Clan del Pie y su líder, el despiadado e incansable Shredder, acabaran acaparando las viñetas gracias a los editores de IDW y a su idea de tener a la franquicia quelonia como pilar fundamental –actualmente la serie regular sigue siendo la más vendida, con diferencia, de la historia de la editorial– y es que se estaban dando cuenta que el potencial que tuvo en los 80 seguía casi intacto más de treinta años después. Pero a veces no todo funciona como nos gustaría así que tras un parcial traspié editorial –por llamarlo de alguna forma– decidieron darle un giro a la misma idea. Lo mismo, sí, pero diferente.

Las ventas irregulares de su predecesor, Teenage Mutant Ninja Turtles: New Animated Adventures –que aquí ECC llamó Las Nuevas Aventuras de las Tortugas Ninja– y que llegó a los 24 números, atada a la estricta continuidad de la serie de televisión, le dio a IDW la acertada idea de rebootearla para así darle la oportunidad de tener personalidad propia donde las tramas y los personajes tuvieran libertad total y solo se rigieran por los caminos de enfrentamientos callejeros y desvaríos –coherentes– de sus autores. Y, afortunadamente, esa autonomía le vino bien y solo en 14 números la sensación de frescura y aventura tradicional se aúnan para que la serie funcione con lo justo y contente a fans de toda la vida.
El evidente enfoque juvenil elimina de forma fulminante complicadas tramas o arcos largos que, junto al incuestionable tirón de los personajes, hacen de la adaptación un cómic sencillo de pequeñas aventuras hiladas mínimamente en su argumento y potenciadas por sus propias formas de ser, por esa disparidad de personalidades pero que huye de la infantilidad de El Ascenso de las Tortugas Ninja. Del liderazgo de Leonardo hasta la rebeldía de Raphael pasando por los chistes de Michelangelo o la prudencia de Donatello. Sin ellos, sin esas interacciones en las alcantarillas ni su unidad familiar, todo lo demás no llegaría a funcionar tan bien y, lo que es más importante, espantaría al lector veterano.

Y pese a eso, nuestros personajes repiten fórmula arco tras arco. ¿Por qué no aburre? ¿Mi amor por ellos me ciega y no veo sus errores? Quizá pero da lo que espero, lo que las mismas portadas te están enseñando. Hasta ver el logo de Nickelodeon en cada portada es una pista de grandes proporciones. Además, sabe rodearse de un continuo lore para que siempre haya presente una cantidad de personajes fácilmente reconocibles ya sean los acostumbrados antagonistas como Shredder o los cutre-esbirros del Clan del Pie como los más recurrentes o segundones como Bebop, Rocksteady, Muckman o Fishface entre otros. Una buena galería de freaks para elegir con unos diseños muy actualizados en muchos de los casos.
La cohesión en el dibujo es tan inmensa que si os dijera que dos o tres dibujantes han hecho los catorce números de la serie, os lo creeríais sin dudar y es que el esfuerzo por diferenciar mínimamente el estilo de los catorce dibujantes implicados en el proyecto, es todo un logro de la editorial. Y sí, el trazo de las historias secundarias está al otro extremo, pero con ello consiguen engrandecer el arte por el arte mismo, aprovechando la importante vistosidad de tener animales antropomorfos de todos los colores, ninja-bots y toda una ciudad como tatami. Mientras, a los colores, se respeta la identidad de la serie de animación reforzando esa necesaria individualidad, gracias, en su mayoría, a Heather Breckel.

Estas asombrosas aventuras de las Tortugas Ninja son un soplo de aire fresco, un descaro juvenil que da otro paso más para el largo camino recorrido por una franquicia que nació hace ya treinta y nueve años, convirtiendo en entretenimiento el uso más esencial y mínimo de sus personajes y de todo el lore posible sin llegar a abrumar a los que entran por primera vez y que ECC ha decidió traernos también en formato grapa, ¿qué más podemos pedir? ¡Cowabunga!
Esta reseña, modificada y actualizada, formó parte originalmente de Zona Zhero.
Ficha técnica
Título original | Teenage Mutant Ninja Turtles Amazing Adventures #1-14 |
Autores | Landry Q. Walker, James Kochalka, Jon Sommariva, Chad Thomas, Heather Breckel, John Rauch |
Editorial | ECC Ediciones |
Fecha de publicación | Enero 2023 |