Mamá y papá te creen
Vivimos unos tiempos curiosos. Para bien, me atrevería a decir. La tolerancia a los abusos, a soportar situaciones desagradables que nos vulneren como personas, que pongan en duda nuestra condición, cada vez va a menos. Y eso, quiero pensar que nos va a llevar a evolucionar, a mejorar como sociedad. Que a ver, siendo sinceros, difícil no es, como tal damos asco y pena, pero en fin, algo es algo. Supongo.
Normalmente afronto estos textos con una mezcla de mamarracheo y por las risas a partes iguales con pinceladas de experiencias personales (o no), que de una forma u otra acaban enlazando místicamente con el tebeo y contando de forma más o menos velada lo que me ha hecho sentir el devorar viñeta tras viñeta la obra hasta terminarla. Esta vez, me voy a servir de una experiencia prestada, algo que me rompió el alma por la cercanía del caso y por mi total ignorancia al respecto, pues es muy fácil ver en la tele como un puñado de bestias han rodeado a una mujer y han abusado entre todos de ella en plenas fiestas de San Fermín. Es muy fácil desde la comodidad del sofá hacer de juez, jurado y verdugo, emitiendo juicios de valor sobre que hacer o no, cuáles fueron las circunstancias de la agresión o incluso si la víctima iba provocando o no… es todo muy fácil desde la comodidad de casa, cuando tenemos una pantalla que nos separa del mundo real.

En fin, al lío. Voy a pedirte que por un momento imagines que una persona muy cercana a ti, con quien has compartido penas y glorias, has reido y llorado, compartido momentos importantes, momentos de mierda, las peores resacas, etc. te confiesa que sufrió abusos por parte de su pareja durante años. ¿Cómo te sentirías? Tranquilo, te lo digo yo, hay dos opciones: o bien eres un auténtico pedazo de mierda carente de toda empatía o bien, te invade un sentimiento de impotencia terriblemente abrumador y doloroso. Sientes que has fallado, que deberías haberlo sabido, haber visto las señales, haber estado allí. Lo siguiente, siempre y cuando seas del tipo dos, es hacer gala de esa habilidad empática tuya, escuchar, comprender, apoyar y nunca, repito, nunca, NUNCA, juzgar. La alternativa al modo empático, pero siguiendo con el tipo dos, es la zapatiesta que monta el padre de la protagonista en Los Melones de la Ira.
Un detalle que me ha llamado la atención de la obra que hoy nos ocupa, es el cómo la gente habla de ella (ojo, no todo el mundo). No os miento si os digo que alguna de las personas con las que he hablado sobre el tebeo me han destacado el momento incestuoso en el granero junto a unos atributos nivel kaiju de la protagonista y su hermano. Después de leer el tebeo, creo muy fuertemente que no es más que una alegoría tan poderosa como controvertida que no busca otra cosa que ilustrarnos la extrema inocencia de la chiquilla y su hermano. Algo nimio en comparación con una trama de abusos que, a mi entender, lo que debería hacer es revolvernos las tripas. Pero en fin, no todo es truculento en este tebeo. Dentro de toda la vorágine de sentimientos que logra despertar, hay un pequeño hilo de esperanza, que nos dice que de todo se sale, que lo que no nos mata nos hace mas fuerte y que al final, el tiempo lo pone todo en su lugar.

No quiero alargarme mucho más, pero no puedo terminar la reseña sin antes hablar un poco del autor, Bastien Vivés, un completo desconocido para mi y al cual, de ahora en adelante le voy a seguir la pista, que nos deleita con su particular versión del “menos es más”. Es asombrosa la capacidad del autor para crear escenas realmente turbadoras y expresivas con el mínimo de líneas posibles. Una auténtica delicia. En cuanto el color, poco que decir, salvo que creo que está muy inteligentemente aplicado, toques de gris donde deberían ir las sombras y motas de rojo en alguna que otra escena, siempre apoyando al dibujo, nunca pasando por encima de este.
Y poco más que añadir por mi parte, para más detalles os invito a hacer una visita a vuestro dealer de confianza, que seguro que os lo agradecerá.
Ficha técnica
Título original | Les melons de la colère |
Autores | Bastien Vivès |
Editorial | Diábolo Ediciones |
Fecha de publicación | Marzo 2012 |
Culpidor, realment pressionant!! ?????
Culpidor, realment impresionant!!
Aquest cop el Marc ens ha arribat fins el «moll» de l’ós, amb la ressenya de «Los Melones de la ira».